En los últimos años, ha existido una tendencia a interesarse cada vez más por el medio ambiente y la vida en armonía con nuestro entorno. Pero, ¿qué implica realmente vivir de esta forma?
Medio ambiente: desarrollo sostenible
El término sostenible comenzó a ser utilizado a partir del año 1987 cuando la World Comission of Evolution and Development de las Naciones Unidas publicó un reporte bajo el nombre Our Common Future que se centraba en el concepto de desarrollo sustentable o sostenible. Este concepto afirma que para que haya un progreso social, económico y político es necesario que exista un equilibrio entre el medio ambiente, los recursos naturales y las acciones del ser humano garantizando así la vida de las generaciones futuras.
Actualmente los términos sustentable y sostenible parecieran utilizarse indistintamente; pero según las Naciones Unidas estos no incluyen los mismos conceptos. La diferencia radica en que la definición de desarrollo sustentable no tiene en cuenta las necesidades culturales, políticas y sociales del humano (solo hace foco en la preservación de los recursos humanos y medio ambiente) y la del desarrollo sostenible si.
Es por eso que solo utilizaré el término sostenible.
Ahora me pregunto ¿han sido suficientes las acciones, tanto individuales como colectivas, que hemos estado tomando hasta ahora para reparar el daño que le hemos producido a nuestra tierra, la que nos provee de alimentos, agua y el aire que respiramos?
Situación de Pandemia
Con el advenimiento de la pandemia, la crisis de salud, lógicamente, ha acaparado toda nuestra atención; todos nuestros esfuerzos. Con el advenimiento de la pandemia, hemos dejado de lado las economías para hacerle frente a un virus que parece no tener piedad y que ha afectado al mundo entero.
Se instaló el pánico en las sociedades y, con este, las preocupaciones por lo que se vendrá a futuro.
Nos hemos paralizado.
Y en segundo plano, casi olvidado por el miedo al contagio… los esfuerzo en relación por la crisis climática que venimos afrontando hace tiempo y que seguiremos afrontando en los próximos varios años.
Pero, ¿acaso no es esta pandemia un efecto directo de cómo nos hemos estado conduciendo por la vida como especie, destruyendo cada nuevo hábitat qué conquistamos? ¿No es acaso esta pandemia una señal, como lo fueron los incendios en Australia, del daño que seguimos produciéndole a nuestro único y posible hogar?
En estas semanas de aislamiento se ha podido ver claramente como los parques se han repleto de animales, los jardines de mariposas de distintos colores y formas; las aguas parecen haberse aclarado, y los cielos se muestran más limpios. Las emisiones de gas, producto de que la actividad industrial y el transporte ha mermado, también han descendido.
La naturaleza parece respirar, pero nos mintamos. No hemos recuperado a nuestro planeta y tampoco pareciera que estemos cerca de hacerlo.
Visión a futuro
La naturaleza es un equilibrio, y nosotros, como parte de ella, debemos asegurarnos que así continúe. Destruyéndola solo fomentamos los desbalances; y las consecuencias de esto son infinitas. Por ejemplo, los contagios entre especies.
Quisiera pensar que a partir de ahora construiremos un futuro mejor, más sano, y de un ser humano más consciente.
Pero, será así cuando el mundo “vuelva a funcionar” al 100? O volveremos a lo anterior en el afán de traer a las economías y los países de nuevo a flote, sin pensar en la repercusión que esto tiene sobre nuestro medio ambiente?
Está claro que si volvemos a funcionar como lo hacíamos antes, seguiremos en la misma situación de declive climático.
Hemos perdido muchas vidas con este virus, sí. Pero así también se pierden, día a día, y seguirán perdiendo vidas por problemas respiratorios producto de la contaminación ambiental, por tener comportamientos que se alejan de las necesidades de nuestros cuerpos (alimentación a base de ultraprocesados), por haber perdido especies necesarias para que se mantenga ese balance ecológico… Por no vivir y existir en armonía con nuestra naturaleza.
Acciones sustentables
Y hay tanto para hacer y que no requiere de grandes esfuerzos. Solo es cuestión de ir incorporando, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, una nueva actividad sostenible que equilibre el medio ambiente. No tiene por qué ocurrir todo a la vez. Simplemente se puede elegir aquella que más resuene con la vida actual de cada uno y luego, de a poco, el resto va llegando solo.
Por ejemplo, algo simple es separar los restos de frutas y verduras cuando cocinamos y luego utilizarlos para hacer compost. Si quieren saber de otras actividades que se pueden incorporar los invito a leer el post de An Gerstenmaier sobre el cambio climático.
Con estas acciones, no solo nos aseguraremos un mundo más limpio, saludable y sostenible, si no también uno más comprensivo y unificado.
Quizás así hasta podamos vivir una vida más plena y en concordancia con aquellos principios inherentes al ser humano.