¡Qué gozada para los amantes de la fotografía los días de mal tiempo! Recién sacada del horno, aprovechando un día lluvioso y cubierto de niebla en la Península de Otago.
Mientras conducía a través de la Península ví una serie de barcos que parecían flotar en la nada debido a la niebla reinante, ya me pareció un motivo lo bastante sugerente como para detener el coche y probar unas cuantas fotografías. Estaba probando algunos encuadres cuando ví como algunas aves cruzaban por delante del barco y pensé que estaría muy bien intentar congelar alguna de ellas para complementar la composición con el motivo principal… Así que paciencia aguantando el aguacero y rezando para que alguna ave me cruzara a una distancia lo suficientemente razonable como para que se apreciara lo suficientemente nítida sin perder el foco del barco.
Después de una media hora larga con el equipo y mis huesos completamente empapados decidí poner fin a la sesión con una sonrisa tras ojear alguno de los resultados.
No os parece ?