Una vez configurada nuestra cámara y puesto el dial en modo manual veremos que la pantalla va a mostrarnos lo siguiente:
La apertura de diafragma
La velocidad de obturación
El exposímetro de nuestra cámara
Si miramos a través del visor de nuestra cámara y vamos desplazando el punto de enfoque por el encuadre podremos observar cómo aparecen una serie de rayas sobre el exposímetro y cómo van moviéndose a través de él según la luz que refleje cada zona de dicho encuadre.
Nuestro exposímetro esta calibrado para un tono gris neutro de un 18% de reflectancia (nuestra cámara mide en una escala de grises, no por colores) si vamos acumulando rayas hacia el signo + iremos sobre exponiendo hasta convertir el gris neutro en blanco y por el contrario si acumulamos rayas hacia el signo – transformaremos el gris en negro.
Nuestras cámaras disponen de 3 modos de exposición:
Matricial o evolutivo – medimos la luz en una zona y la cámara hace un cálculo de la luz para el resto del encuadre.
Ponderada al centro – medimos y la cámara tiene en cuenta el 15% alrededor del punto de enfoque
Puntual – medimos y la cámara calcula alrededor de un 5% de esa zona. (Para mí el modo más preciso de medición)
Calcular la exposición correcta de una escena al principio nos resultará complejo y solo a través de la práctica iremos alcanzando la soltura necesaria para hacer una exposición correcta de nuestras imágenes. Es fundamental elegir un modo de exposición que nos haga sentir cómodos y trabajar con rapidez. Quizá habremos oído que exponer correctamente no es realmente importante ya que luego podremos corregirlo durante el procesado, pero hemos de saber que a partir de cierto punto de sobrexposición o subexposición la pérdida de información es ya irrecuperable.
La semana que viene veremos como medir la exposición de una escena a través del modo matricial (quizá el más versátil hasta que nos encontremos con la soltura necesaria) y el modo puntual, como dije antes el más preciso y el que menos sorpresas nos dará.