Marius es un hombre que huye de algo que desconocemos, un día se encuentra a Hanna, una niña con Trisomia 21 que está buscando a su padre y que tiene una peculiar caja llena de tarjetas donde se describen instrucciones sobre cómo comportarse, cómo presentarse, de qué forma contestar y qué decir. La curiosidad provocada primeramente por esta caja y luego por el desamparo de Hanna es lo que hace que Marius se decida a acompañarla en su búsqueda.
Así comienzan su camino por un Berlin donde conoceremos a varios personajes que en un principio nos pueden parecer extraños sin embargo iremos viendo cómo su vida nos refleja de alguna forma esos asuntos que han abundado en nuestro camino por el siglo XX: El peso de las cosas, la memoria, la importancia del qué y cómo lo vemos y la necesidad de aferrarnos a todo lo que hemos perdido o que acaso nunca hemos tenido.
Gonçalo M. Tavares nació en Angola en 1970 y desde su infancia vivió en Aveiro al norte de Portugal. Ha escrito obras de ficción, ensayos, poesía, teatro y en 2005 ganó el premio literario José Saramago. Esta novela “Una niña está perdida en el siglo XX” fue publicada en 2014 y se caracteriza por un estilo de narrativa de temas aparentemente fragmentados que nos llevan a pensar que estamos leyendo varios cuentos donde Hanna y Marius no dejan de ser nuestros protagonistas ..
A medida que avanza la lectura nos descubrimos en las letras del libro, recordando aquellas ocasiones en que nos hemos sentido frágiles y extraños ante un mundo en el que necesitamos que alguien nos explique para qué sirven todas las cosas que nos rodean o en el que necesitamos solo sentir la seguridad de otra mano para poder combatir el vértigo ante el vacío.
Y también somos los revolucionarios que pegan carteles anónimos y fácilmente olvidables, o nos convertimos en aquellos que guardan tesoros que no importa si para los demás tienen valor, son nuestros y son importantes. O tal vez aquellos otros que por continuar la tradición familiar terminan haciendo cosas sin explicación racional pero se niegan a cambiar. Mención especial para mi es la pareja que, administrando un hotel, busca evitar que la historia se olvide aún cuando esto signifique repetir la base de las atrocidades sufridas.
En alguna entrevista Tavares comentó lo siguiente: “Intento respetar al lector. Los humanos somos seres mortales y los escritores solemos olvidarnos de ello… si una frase tiene una intensidad que nos hace levantar la cabeza, empieza algo que te lleva a imaginar, a asociar. La potencia de la frase depende de concentrar lo esencial”. Y esto se nota conforme vas pasando las páginas pues si bien él nos crea el mundo, nosotros lo llenamos con los matices y emociones que las imágenes que nos cuenta nos provocan, no se desgasta la lectura con detalles o descripciones inútiles.
‘Una niña está perdida en el siglo XX’ es una novela de reflexiones, miradas, encuentros y desencuentros que como mencionaba en un principio reflejan esta realidad en la que vivimos y sobre todo, de la gran influencia e importancia que tiene la historia oral.