La primera semana de enero, cuando volví al gimnasio luego de cuatro días tras haber completado el Tongariro Crossing, me encontré con varias caras nuevas y otras tantas inscribiéndose ese mismo día. Imagino que muchos tenían como “resolución de año nuevo” tener una vida más sana, ir al gimnasio X cantidad de días a la semana, etcétera. Sin embargo, está comprobado que solo el 5% de la población realmente completa estas famosas resoluciones de año nuevo. La razón principal es porque en enero, diciembre se ve muy lejano, y tienes tanto tiempo para completar las metas para las que te comprometiste en año nuevo, que el cerebro decide procrastinar. “La próxima semana empiezo”, “el próximo primero de (inserte nombre del mes acá) empiezo”, y así sucesivamente.
Te propongo lo siguiente
El año pasado, poco después de la primera cuarentena en Nueva Zelanda, mi hermano me propuso hacer un desafío junto con él ya que necesitaba un “accountability buddy” que literalmente significa “compañero de responsabilidad”. Es una persona de confianza a la que le reportas progresos semana a semana, con quien conversas y vas teniendo retroalimentación de qué mejorar en la semana siguiente, qué funciona, y qué no está funcionando. Me propuso leer el libro “12 Week Year” y que, cuando lo completara, le contestara si quería llevar a cabo el plan de productividad junto con él. “No tienes que hacerlo si no quieres, pero creo que te vas a motivar”, me dijo.
Cuento corto: leí el libro. Es más, mi otro hermano Manuel también lo leyó, y decidimos hacer el desafío de las 12 semanas, los tres juntos, cada uno en un país distinto (uno en Chile, otro en España y yo en Nueva Zelanda) y cada uno con metas propias. Las metas son diferentes de persona en persona, y la idea es sencillamente tener a alguien con quien puedas reportarte y obtener retroalimentación. Hasta el día de hoy continuamos nuestras reuniones semanales por video conferencia; cada lunes en mi noche (lunes de madrugada en Santiago y lunes mediodía en Madrid), y ya vamos terminando nuestro “segundo año”, habiendo completado cerca de 3 a 4 metas por “año” cada uno.
¿Qué es el “12 week year”?
Como bien dice el nombre del libro, un año según el autor tiene sólo 12 semanas. La principal razón es el sentido de urgencia de cada objetivo que te propones, teniendo solo 12 semanas en vez de 52 para completar dichos objetivos.
¿Cómo funciona?
Cada meta que te propones, tienes que aterrizarla con tareas específicas. Por ejemplo, si quieres aprender a tocar un instrumento necesitas practicar. No solo eso, necesitas practicar una hora por día, por ejemplo. Al proponerte metas con tareas específicas, esas mismas metas se hacen más tangibles. Al finalizar cada semana, tienes una reunión con tus “compañeros de responsabilidad”, quienes te preguntan qué funcionó, qué no, por qué no lograste finalizar X cantidad de tareas y qué vas a hacer la semana siguiente para mejorar. Hacer este ejercicio también ayuda a determinar si la meta que quieres es realmente importante o no. Le agrega pasión a cada actividad que llevas a cabo.
Por eso es muy importante que cada meta tenga un “por qué”
No tiene sentido trabajar en el “qué” si no crees que la meta sea lo suficientemente importante. Este ejercicio es extremadamente necesario porque le da propósito al día a día.
¿Por qué lo recomiendo?
Desde el año pasado hemos estado en un limbo de permanente incertidumbre. Muchos estamos lejos de nuestros seres queridos y este desafío no sólo me dio mayor sentido de urgencia en lo que sea que me he propuesto, sino que también me acercó a mis seres queridos.
En mi primer año de 12 semanas, tenía como metas conseguir un trabajo estable que me permitiera crecer profesionalmente, mejorar mi emocionalidad y lograr tocar la guitarra. En menos de 12 semanas conseguí dos trabajos a pesar de estar en la segunda cuarentena en Auckland, logré cortar relaciones tóxicas y alejar a personas que ya no se alineaban con mis propósitos, empecé improvisación y drama como parte de mi meta de estar mejor emocionalmente, además de encontrar un centro de terapia psicológica que logré pagar porque funciona con aporte voluntario, logrando con esto una mayor estabilidad emocional que redundó en comenzar una nueva relación amorosa en la que me siento plena (esto fue en el “segundo año” cuando ya estaba contenta con mis logros), y finalmente logré dominar mejor la guitarra que venía dejando de lado desde hacía cuatro meses antes de empezar el desafío. Este segundo año me había propuesto realizar el Tongariro Crossing en menos del tiempo promedio y lo logré en mi semana 8 del segundo año, así como también otras metas en las que continúo trabajando diariamente.
Creo que en este tiempo de pandemia, muchos aprendimos a apreciar mejor el presente y por eso me parece que el “12 Week Year” es un excelente libro para poner en práctica esos pequeños hábitos que nos hacen únicos. Esos pequeños hábitos que, cuando finalizas 3 meses, se hacen más obvios. Y es que no hay nada mejor que esa sensación de completa satisfacción luego de completar pequeñas tareas cuyos frutos ves al cabo de un tiempo.
Si quieren leer el libro, les dejo el link de la web acá para que se informen mejor de qué se trata. Y consíganse a un “compañero de responsabilidad” ¡porque hace toda la diferencia!