No hay ninguna duda sobre la belleza de la naturaleza en Nueva Zelanda, todo un paraíso para el fotógrafo de paisaje.
Pero personalmente, si tuviese que elegir mi lugar favorito del país, sin duda alguna seria Fiordland.
Creo que la magia que desprende este lugar es realmente especial y eso teniendo en cuenta que debido a la falta de infraestructuras para desplazarse por el parque nacional, sólo podemos rascar la superficie (no dejo de preguntarme que maravillas esconderá en su interior).
Aunque la mayoría del turismo se limita a llegar a Milford para el crucero, cualquier paseo dentro del parque sin necesidad de una gran caminata es un auténtico placer para los sentidos.
Por otro lado, la carretera de acceso a Milford (especialmente en invierno o en un día lluvioso donde miles de cascadas se precipitan desde las montañas hacia el valle ) es quizá la carretera con las vistas más espectaculares del país.