Tenía 10 años cuando tuve mi primera menstruación, ese día corrí asustada hacia mi madre a contarle lo sucedido y ella me explicó de lo que se trataba el sangrado. Para ese entonces, fue un poco difícil de entender que ese sangrado sería recurrente, ocurriría todos los meses de ahora en adelante, duraría por algunos días y se repetiría por muchos años. Luego de la explicación me introdujo al uso de la toalla higiénica, una especie de nappy delgado con cintas autoadhesivas para fijarlas a la ropa interior las cuales tienen que ser cambiadas varias veces durante el día.
En el transcurso de mi adolescencia pobré varias marcas: las gruesas, las delgadas, sin alas, con alas, con algodón, con gel absorbente, etc. Todas diferentes pero al mismo tiempo terminaban siendo todas incómodas, ninguna absorbia suficiente flujo por ende tenía que cambiarlas seguido. Asimismo para dormir era casi una pesadilla tener que usar una toalla extra grande que absorba el flujo nocturno para luego convertirse en otra desagradable aventura al día siguiente al momento de levantarse de la cama cuando te da la sensación de tener un mar infinito dentro del cuerpo a punto de desbordarse.
Alrededor de mis 22 conocí el tampón. Tuvieron que pasar muchos años para me presentaran este pequeño artilugio hecho de “algodón” comprimido. Los primeros años los usé con aplicador, un dispositivo plástico de facilita la aplicación del mismo dentro de la vagina y luego de varios años cambié por los tampones que vienen sin aplicador.
Para ser honesta, encontré que los tampones eran una mejor alternativa que las toallas higiénicas, ya que sentía que tenía la libertad y comodidad de moverme sin miedo a que mi flujo se vaya por caminos no deseados. Pero al igual que las toallas higiénicas, encontré que tenía que cambiarlas varias veces al día sobre todo cuando venía flujo abundante, muchas veces tuve que usar tampon y toalla higiénica al mismo tiempo. Y bueno para las noches seguí usando las toallas extra grandes previamente mencionadas y famosas por su incomodidad.
Pasaron algunos años más, ya cuando me mudé a NZ, para descubrir que esos tampones de ‘algodón’, en realidad no estaban fabricados en su totalidad de algodón. Fue entonces cuando empecé a preguntarme: de qué estaban hechos?, que efecto contraproducente podrían tener en mi salud? y además, que pasaba con esos productos después de ser desechados?.
¿De que están fabricados?
Averiguando mucho me enteré que estos tampones y toallas higiénicas que había estado usando durante muchos años efectivamente contenían ciertas fibras sintéticas, aditivos y químicos como materiales principales para que sean absorbentes además de blanqueadores para que luzcan de color blanco en su mayoría.
Nuestra vagina al mismo tiempo de tener humedad constante es una zona absorbente y delicada de nuestro cuerpo y se ha demostrado que si el producto sanitario que usamos contiene fibras sintéticas estas podrían ser absorbidas por nuestros tejidos vaginales con lo cual aumentamos el riesgo a desarrollar cáncer en nuestro sistema reproductivo, además de varias infecciones y hongos que podrían incluso estar relacionadas con problemas de infertilidad. Asimismo, En el caso de los tampones existe el riesgo de sufrir Síndrome de Shock Tóxico (TSS) que es una infección provocada por la acumulación de sangre en estos productos, ya que sirve como un medio de cultivo de las bacterias que lo provocan.
¿Qué pasa con su impacto en el medio ambiente?
Al ser estos productos fabricados con fibras sintéticas, su impacto en el medio ambiente es bastante grande ya que demorarán muchos años en degradarse, cada uno entre 500 y 800 años.
Te doy un ejemplo como si fuese mi caso: Si empecé a menstruar a los 10 años y considerando que siga menstruando hasta los 50s. Con el uso de toallas higiénicas o tampones, aproximadamente estaría usando 25 productos por ciclo menstrual. En un año se multiplicarían a 300 y al cabo de 40 años de ciclos menstruales en la mujer serían 12 000 productos sanitarios que terminarán en la basura y/o el mar, eso sin considerar los empaques plásticos en las que cada uno vienen envueltas y el aplicador plástico en el caso de algunos tampones.
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¿Y ahora qué hago con esa información y cómo protejo mi cuerpo y mi planeta?
Afortunadamente existen muchos productos libres de fibras sintéticas y amigables con el medio ambiente. Acá te comparto algunas:
Tampones y toallas sanitarias de algodón orgánico. Tal cual se describe, estan fabricadas únicamente de algodón orgánico, esto asegura que nuestra vagina no absorba ningún elemento sintético. Definitivamente son una mejor alternativa a los productos regulares pero siguen siendo un gasto mensual con cada ciclo menstrual. Además por mas que se desintegren en menos tiempo que los regulares, seguirán siendo acumulandos en la basura junto con los empaques en que vienen envueltos que generalmente son hechos de plástico.
Ropa Interior Absorbente Reutilisable. Son calzones que lucen similares a los que usamos a diario con la diferencia que están hechos con varias capas de telas naturales como algodón, hemp o bamboo para poder absorber el flujo menstrual. Cada calzón puede ser usado hasta 12 horas y luego tendrá que ser cambiado. Estos son lavables a mano o lavadora y necesitarás comprar algunos para poder cambiarlos cuando necesites. Pueden durar de 2 a 3 años con lo cual ahorrarías bastante dinero mensual a largo plazo.
Toallas Reutilisables. Son toallas sanitarias, que al igual que el anterior producto, están hechas con varias capas de telas naturales como: algodón, hemp y/o Bamboo. Son Similares y funcionan casi igual a las toallas regulares: tienen alas que ayudarán a fijarse a tu ropa interior pero por medio de un broche y deberás cambiarlas cada 4-6 horas dependiendo de tu flujo. Al ser reutilizables y al igual que la ropa interior absorbente, estas toallas son lavables después de cada uso y pueden durar aproximadamente 4 años. Necesitarás invertir en comprar algunas para poder cambiarlas cuando necesites, pero su precio es relativamente accesible considerando que dejarías de gastar en productos sanitarios mensualmente por algunos años.
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Copa Menstrual. Es una copa fabricada de silicona de grado medico. Su uso es similar a un tampón ya que tienes que introducirla dentro de la vagina, pero por el contrario a estos, son reutilizables y pueden usarse hasta 12 horas dependiendo de tu flujo y del tamaño de copa que uses. Durante tu periodo menstrual necesitarás insertarla dentro de tu vagina y retirarla para vaciar tu flujo menstrual en el inodoro y por ultimo enjuagarla solamente con agua antes de volver a insertarla nuevamente en tu vagina. A diferencia de los productos anteriores, solo necesitarías comprar una copa menstrual que podría durar alrededor de 10 años, con lo cual ahorrarías muchísimo dinero.
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Por mi parte, empecé hace 3 años cambiando los tampones y toallas higiénicas regulares por tampones sin aplicador y fabricados 100% con algodón orgánico, poco tiempo después decidí probar la copa menstrual. No voy a negar que en un principio cuesta un poco acostumbrarse al uso de esta, pero solo es encontrar la manera mas cómoda para insertarla y retirarla de tu vagina y limpiarla correctamente. Según mi experiencia y la de algunas amigas que la usan, al cabo de un corto tiempo con práctica y paciencia puede llegar a ser una de las mejores opciones para una menstruación segura, saludable y amigable con nuestro planeta.
Por último te dejo algunos enlaces donde puedes conseguir estos productos online en algunos paises.
Worldwide: Dear Kate, She Thinx, Modibodi, Rubi Love, Hello Cup, Lunette, Moon Cup, Luland, Aisle, Dame.
Argentina: Fleurity, Magga Cup, Naturcup, Gitte, Trusa.
Chile: Mia Luna, Red Munay, Culotte, Lilú, Aluna.
Mexico: Saba, Angel Cup, Lani, Luna Segura, Eco Tienda Mexico.
New Zealand: My cup, The Organic Initiative, Hello Cup, Lunette, Modibodi, AKU.
Peru: Vera Ciclos, Bamboo balance, MeLuna, Biofilia, Ecologics.
