Si yo te hiciera esta propuesta, esta invitación: “haz menos, disfruta más”. ¿Qué pensarías? ¿La tomarías? ¿Te parece tentador? ¡A mí sólo la idea ya me fascina!
A veces pensamos que nuestro foco tiene que estar en hacer, movernos, lograr, avanzar, conseguir… ¿y qué pasa si te digo que esto no es necesario, incluso más cuando pensamos en los bebés?
Comprarle el juguete más moderno, renovar su espacio de juego cada semana, llevarlo al parque con más instalaciones, (sobre) estimularlo con música, que aprenda alguna nueva destreza, que logre más cosas… ¡Uf! De puro escribirlo ya me agoté…
Una invitación que hace la pedagogía Pikler y la metolodogía RIE a todos quienes cuidan y educan a bebés, es que disminuyan la velocidad, las expectativas, la presión. Una invitación a detenernos, a andar más lento, y de esta manera poder observar y disfrutar más.
¿Observar qué? Lo que tu bebé YA puede hacer, sin esperar eso que aún no logra (porque probablemente no esté listo). Observar sus movimientos, sus expresiones faciales, hacia dónde dirige la mirada, lo que nos dará pistas de cuáles son sus intereses. Observar con detención nos permite realmente conocer a esa personita que tenemos en frente, para que nos muestre quién es y desde ahí poder conectar mejor.
¿Y qué tiene que ver todo esto con ‘disfrutar’?
¿No te pasa que por andar haciendo tantas cosas, enfocados en el futuro, en las expectativas, terminamos agotados y sin energía para disfrutar del presente?
Hacer menos y observar más es la CLAVE, pues es en el momento presente en que ocurre la maravilla de la infancia, y desde donde los bebés y niños están viviendo su vida. Aprovechemos de disfrutar cada instante de nuestros niños, que la infancia pasa tan rápido. No queremos pasar por alto los detalles, ¿o sí?
No es necesario hacer mucho, comprar, logar, exigir… ahora no, todavía no.
Aprovecha de dejar de lado todas esas exigencias y de disfrutar el momento presente, disfrutar de cómo tu bebé descubre sus propias manos, de cómo le llama la atención el vuelo de una mosca, o el movimiento de las hojas de los árboles. Deja que tu bebé te enseñe el valioso arte de disfrutar de lo simple. Volvamos a eso, rescatemos el valor de lo simple, del ahora.
¿Hacer menos y disfrutar más? Sí se puede.
Y tú, ¿cómo lo vas a poner en práctica?