En el mundo se han superado 61 millones de casos de contagio por COVID19, y a causa de ello han fallecido más de 1.4 millones de personas, de acuerdo a datos de la Universidad John Hopkins; esto ha significado que encontrar la vacuna para el virus se ha transformado en la prioridad para el mundo.
Con la esperanza de encontrar una vacuna efectiva, científicos, gobiernos y autoridades de todo el mundo se dieron a la tarea; por lo pronto, lavarnos las manos, usar mascarilla y mantener la distancia entre nosotros se han transformado en la única forma de evitar el contagio.
Hoy sabemos que varias farmacéuticas y gobiernos declaran tener la vacuna y esta tiene un alto nivel de efectividad. Pero esto no es suficiente, ya que la vacuna debe ser producida a una escala nunca antes vista, ademas de ir de la mano de una campaña de concientización que alcance todos los niveles de la sociedad en todas partes del mundo para finalmente emprender vacunaciones masivas. Entonces por ahora, estamos a la espera.
Desde que todo esto comenzó, nuestras vidas han sido impactadas por la presencia de esta amenaza: desde las medidas de confinamiento, toques de queda, aislamiento, pérdida de trabajos, y muchas otras; todos y digo realmente todos, estamos en el mismo bote.
La vacuna promete evitar que nos enfermemos y quizás morir por su causa, pero es sólo eso, la vacuna evita que nos enfermemos.
¿Que significará esto para cada uno de nosotros?
Una vez que gran parte del mundo haya logrado ser vacunado, tenemos la idea que retomaremos nuestras vidas igual que antes, que volveremos a tener la misma libertad de movimiento que teníamos y que nos reuniremos con quien nos plazca. Y creo que en alguna medida así será, aunque también creo que algo ha cambiado en nosotros: como humanidad hemos tenido la posibilidad de ver lo que antes no veíamos; lo primero fue ver que la certidumbre nunca ha existido, nos inventamos el concepto de la certeza respecto del futuro. Hasta ahora pensábamos que si hago A obtendré B, y hoy sabemos que no necesariamente. Además hemos sentido profundo agradecimiento por lo pequeño, la sorpresa, lo básico, lo que antes era evidente pero que no veímos, xomo aquellas personas que recogían nuestra basura, los que limpiaban las calles, los que nos atendían en el supermercado, los que traían nuestras compras online, en fin todos aquellos que en su momento fueron invisibles pasaron a ser los protagonistas de la vida. Nos pasó que lo básico se transformó en importante, y lo importante dejó de serlo.
Nos conectamos con nosotros mismos y con otros desde un lugar muy diferente; nos hicimos amigos sin tocarnos, nos alejamos de los que nos tocaban demasiado y fuimos víctimas de la soledad, soledad que siempre ha estado con nosotros, pero que la podíamos tapar con lo superfluo y fácil.
Lo fácil se transformó en difícil, y lo difícil en fácil; dimos por hecho el respirar sin restricciones hasta que se nos impuso la mascarilla, y en ese momento respirar sin ella se transformo en un privilegio. La tecnología que para muchos era un desafío constante, la hicimos parte de nuestros aprendizajes y se convirtió en un aliado imperdible.
La familia, que para algunos estaba lejos, se acercó gracias a las conversaciones que nos vimos obligados a sostener, conversaciones como la muerte, la soledad, la enfermedad, y muchas otras que se conectan directamente a nuestra vulnerabilidad.
Los amigos que no estaban se perdieron en el camino y aparecieron otros, los vecinos, esos que estuvieron al lado todo el tiempo y que surgieron con una oferta para colaborar.
El mundo ha cambiado, nosotros hemos cambiado, los seres humanos de este planeta hoy estamos con una sensibilidad diferente. Algunos todavía estamos asustados, otros se sienten valientes y queren desafiar, preguntar, pedir explicaciones, quieren justicia, y sobre todo amor.
Durante este tiempo nos ha abrazado la inseguridad, esa que pensábamos que teníamos cuando había dinero, trabajo, compañía, y otras cosas.
Hoy vemos lo que antes no veíamos, y sugiero que abramos los ojos aún más, ya que es una manera de vivir no solo en conciencia sino también en presencia, con cuidado, con respeto y con amor. Entonces por ahora, nos toca actuar.
