Ser extranjero en el país donde vivimos es una realidad que muchos compartimos en diferentes lugares del mundo. Por elección u obligación estamos fuera de nuestros países que fue la zona conocida por mucho tiempo.
Si bien es cierto muchos de nosotros escogimos salir de casa en busca de algo mejor, esta elección ha tenido altos costos materiales, emocionales y muchas veces espirituales, cada uno de ellos con diferentes niveles de intensidad y duración.
Hoy quisiera referirme a los pros, a lo que hemos ganado, a lo que hemos modificado, a lo que hemos incorporado, en resumen, a todo aquello que hemos aprendido.
Algo que muchos de nosotros hemos aprendido es otro idioma, o hemos ampliado nuestro vocabulario, o comenzamos a utilizar otras formas de comunicación más variadas que no sabíamos que eran posibles. El uso del cuerpo, los dibujos y muchas veces hasta el teatro se convirtieron en parte de nuestro repertorio. Con estos esfuerzos hemos aumentado la mirada de la comunicación incorporando herramientas fundamentales para entrar en otras comunidades.
Otra cosa relevante es que hemos aprendido a comer lo que no sabíamos que se comía de otra manera. Hoy miramos la cocina con amplitud y flexibilidad; lo que antes solo era frito, hoy lo comemos hervido, envuelto y hasta crudo. La comida se convierte en todo un aprendizaje. Incorporamos lo nuestros con lo que tenemos acceso o lo que copiamos de otros. Nuestro paladar se expande mostrándonos sabores y texturas nuevas que integramos a nuestra propia cocina.
También hemos anexado un abanico de personajes en nuestras vidas que no solo son diferentes a nosotros y a los nuestros, sino también diferentes entre ellos. Estos personajes suman una serie de experiencias en las que nos vemos reflejados, enfrentados y muchas veces maravillados. Los amigos que hacemos fuera de casa pasaran por nuestra vida dejando historias que recordaremos por mucho tiempo.
Como extranjeros, otros se refieren a nosotros con diferentes nombres según nuestra condición: expatriados, inmigrantes, residentes, estudiantes extranjeros, ilegales, exiliados, y seguro que otros que yo no sé, pero cualquiera sea nuestra designación, todo lo anterior es válido ya que todos compartimos estas experiencias.
Pongo el foco en el aprendizaje porque me parece que para muchos de nosotros durante este tiempo ha sido difícil estar lejos de casa, país, o lo conocido. Hoy cuando viajar ya no es una opción que depende de nosotros, cuando muchas puertas se han cerrado y nuestra libertad de movimiento se ha condicionado, limitado y cuestionado, necesitamos mirar lo que tenemos, lo que hemos logrado, lo que nos queda por aprender ¡Lo necesitamos!
Estar lejos de casa no es una experiencia fácil, para muchos es larga, para otros es peligrosa y para pocos un privilegio. Sin embargo todos nosotros compartimos este aprendizaje que seguro marcará nuestras vidas para siempre.
Poner foco en lo que hemos aprendido nos ayuda a seguir adelante, a continuar tratando, a hacer que esta experiencia tenga sentido y, quizás algún día, nos de un sentido de pertenencia que muchas veces es lo que buscamos.
¿Cuál es tu experiencia como extranjero? ¿Qué has aprendido durante este tiempo?
El link los llevará a una conversación en la que comparto mi experiencia como extranjera y el impacto en mi vida personal, familiar y laboral