La confianza de un guerrero no es la confianza del hombre común.
El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a sus prójimos, mientras que el guerrero sólo depende de sí mismo. Andas en pos de lo imposible. Buscas la confianza del hombre común, cuando deberías buscar la humildad del guerrero. Hay una gran diferencia entre las dos. La confianza implica saber algo con certeza; la humildad implica ser impecable en los propias actos y sentimientos.
-He tratado de vivir de acuerdo con sus consejos -dije-. Tal vez no sea yo lo mejor, pero soy lo mejor de mí mismo. ¿Es eso impecabilidad?
-No. Debes ser aún mejor. Debes empujarte siempre más allá de tus límites.
-Pero eso sería una locura, don Juan. Nadie puede hacer eso.
-Muchas cosas que haces ahora te habrían parecido una locura hace diez años. Las cosas esas nunca
cambiaron, pero sí cambió tu idea de ti mismo; lo que antes era imposible es ahora perfectamente posible, y a lo mejor el que logres cambiarte por completo es sólo cuestión de tiempo. En este asunto, el único camino posible para un guerrero es actuar directamente y sin reservas.”
Relatos de poder – Carlos Castaneda.