Marcus Goldman tiene 30 años y después de un año de disfrutar las mieles del éxito, gracias al triunfo que resultó ser su primer novela, ahora se está enfrentando a la pesadilla de todo escritor: la hoja en blanco. Por esta razón decide visitar a su mentor, ex-profesor universitario, pero sobre todo amigo, Harry Quebert, quien vive en el pequeño pueblo de Aurora. Poco después de esta visita, Marcus recibe una llamada de Harry donde le dice simplemente: “está muerta” y se entera de que lo están llevando preso pues en su jardín apareció el cuerpo de Nola Kellergan, una adolescente de 15 años desaparecida en 1975. Todo apunta a que Harry es el culpable, pues en ese mismo año Quebert se había refugiado en ese mismo pueblo ya que también se enfrentaba a la temida página en blanco, y de la cual salió escribiendo su obra maestra “Los orígenes del mal”, donde habla de una relación prohibida.
Al autor Joël Dicker (Suiza 1985) se le conoció con su primer novela llamada “Los últimos días de nuestros padres”, donde habla de la historia de una unidad de inteligencia británica encargada de entrenar a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, misma que fue ganadora en 2010 del Premio de los Escritores Ginebrinos.
En esta segunda novela podemos encontrar una historia que yo no calificaría como novela negra, pues se ajusta mucho más al género de novela policiaca, donde el autor nos va contando la historia de un Quebert como principal sospechoso, pues además de encontrar el manuscrito de su novela junto al cadáver de Nola, sale también a la luz el romance que tuvo en esa época con la adolescente. A partir de ahí comenzamos a acompañar a Marcus, quien confía en la inocencia de su amigo, en la investigación que lleva a cabo entre todas las personas involucradas desde 1975, año en que sucede el crimen, hasta el 2008 que es cuando encuentran los restos, pasando por 1996 donde conocemos las razones de la tan estrecha amistad entre Harry y Marcus.
Es un libro de mas de 600 páginas, sin embargo se vuelve muy fácil de leer; sus personajes no son complejos, aunque cada uno guarda una sorpresa que nos va siendo revelada poco a poco, así al acompañar a nuestro protagonista en su investigación nos vamos enterando de las diversas versiones que tiene cada persona involucrada en las vidas de Nola y Harry, revelando información y detalles que solo ese personaje en particular podría saber, entrando así en un juego entretenido pues nos vamos dando cuenta de las distintas opiniones y vivencias que cada personaje tiene, demostrando que aún cuando hay varias historias paralelas, están más entrelazadas de lo que imaginamos. Eso sí, de tanta sorpresa que le da a la trama llega un momento en que el giro que debía haber sido el importante pasa a ser uno más y pierde el impacto que, a mi parecer, debería tener.
Lo peculiar de cada capítulo de este libro es que nos es presentado con una de las recomendaciones que Marcus recibió a lo largo de su formación cuando era alumno de Harry en la universidad, sobre cómo escribir un libro. Así uno de los capítulos dice: “Las palabras están bien, Marcus. Pero no escriba para que le lean: escriba para ser escuchado”. Y justamente esto es lo que ha hecho Dicker en este libro, lo escribió para que lo escucháramos y así llegó a crear esta entretenida novela que cumple con el cometido de hacerte pasar el rato.