Fabián y Julia se conocen en la universidad, él es profesor y ella su alumna. Se van a vivir juntos y tienen dos hijos que son criados con cariño. Planean vacaciones, reuniones con amigos y familia, llevan con suficiente orden y éxito su vida profesional y personal y la situación económica está bien. Pareciera que es el material perfecto para una novela romántica y con final feliz, de esos que hablan de amor hasta la vejez. Sin embargo estamos ante una novela que trata sobre la vida real, que no por cruda quiere decir que es menos feliz.
Julia Coria (Adrogué, Argentina, 1976) es una socióloga y escritora que nos cuenta su historia en este libro. La historia del camino que tuvo que cruzar en los dos años posteriores a cuando le fue encontrado a Fabián, su esposo, un tumor en el esófago.
Es probable que ahora la premisa de la novela pueda sonar triste o deprimente, sin embargo no hay nada más distinto a esto. Julia nos cuenta en el transcurso de las páginas detalles de sus recuerdos felices y nos hace partícipes de una travesía llena de vaivenes emocionales que no nos deja indiferentes. Julia y Fabián están enamorados y no es un amor de ignorar las rudezas de la vida sino del apoyo y fortaleza que como pareja se ha construído. Así que contrario a lo que pudiera parecer, no es un libro triste, es un libro lleno de amor, de frustración, enojos y tristezas si, pero también lleno de esa esperanza que lucha todo el tiempo contra la resignación ante esa verdad que en nuestra fragilidad humana nos queremos ocultar. Algo tan real como la enfermedad terminal de ese ser a quien tanto queremos y que en un egoísmo humano, no queremos perder.
No era algo artificial, sino algo de lo más genuino que hice en mi vida: tratar de garantizar que el siguiente rato, la fracción del resto de lo que nos quedaba, estuviese lo más limpia posible de rencor
La vida de Julia y Fabián está llena de recuerdos felices, de esas bromas que se van construyendo en la pareja y que se convierte en el recurrente amoroso cuando no sabes qué decir o cuando esa frase se vuelve todo, como ésta con la que Fabián, muy probablemente sin saberlo, nos regala el título de esta novela “Todo nos sale bien”.
Esta novela es un compendio de esta vida “normal” que con la noticia de una enfermedad tiene que adaptarse y que en esta adaptación se entrelaza con la vida de cuidadora ya no solamente de alguien enfermo, sino de una hija y un hijo que no saben cómo reaccionar ante el desmoronamiento del mundo que hasta ahora conocían. Y con una Julia-madre que por mas que intenta, no puede tener las respuestas a todo y que, sin embargo, lucha todos los días por unir de la mejor forma esos pedazos de vida que tiene en las manos.
Es una novela que habla de cáncer, de dolor, de decisiones que se tienen que tomar, de miedos, angustias o desacuerdos, y sin embargo no es su tema central, lo que la lleva lejos de ser una novela depresiva aunque tampoco se convierte en una oda a la positividad. Y no necesitas haber pasado por una situación así para encontrarte entre las páginas de este libro ya que tú también has sentido amor y con este amor, esas ganas locas de que nada malo le pase a tu pareja, pero sobre todo porque, aunque no lo estemos pensando todo el día, sabemos que la vida nos puede cambiar en un segundo. Nos sabemos vulnerables y estamos intentando huir todo el tiempo de esa certeza y por eso la ignoramos. La certeza de que todo lo que tenemos un día se va a terminar.