He perdido la cuenta de las veces que he realizado el Hooker Valley track, alguna vez incluso en el mismo día, para estar frente al lago al amanecer y al atardecer.
Pero como no repetir una de las caminatas más cómodas de las que podemos encontrar en Nueva Zelanda con un excelente balance entre esfuerzo y lo que ofrece. Y no importa las veces que la repita, siempre me invade una sensación de fragilidad mientras avanzo por el valle rodeado de gigantes, a la espera de que entre las habituales nubes Aoraki decida mostrar su cara a los diminutos seres que caminamos por sus dominios.