Encarguitos.

Nuna Ninguna

Tranquilos, no les he pedido tanto. Sólo digamos que una de las maletas facturadas es prácticamente para mí. Es broma.

Es normal no encontrar esos productos a los que estábamos acostumbrados en nuestro país de origen, en el resto del mundo. Lo que no parece normal, es lo mucho que llegamos a extrañarlos cuando no los tenemos a mano, lo mucho que podemos llegar a pagar por darnos el gusto de volver a contar con ellos y lo inmensamente feliz que nos hace que alguien pueda traernos esos productos, sin la necesidad de una búsqueda exhaustiva por internet o de recurrir a imitaciones que a veces poco se parecen a lo que queríamos. Bien dice el dicho: “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido”.

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