El 11 de septiembre de 1973, en Santiago de Chile, Pinochet y las fuerzas militares tomaron el poder con ayuda del Gobierno de los Estados Unidos y las clases altas chilenas. Un coup d’état (Golpe de Estado) que dió paso a la “Operación Cóndor” en Sudamérica con los regímenes dictatoriales más temidos del momento. El Golpe de Estado de Pinochet y el asesinato del presidente Salvador Allende, inició la llamada década perdida en América Latina.
En su intento por consolidar el poder y complacer a sus aliados en el norte, Pinochet decidió crear una nueva Constitución; para lo que se le requería implementar el modelo neoliberal, creado por el economista de la Universidad de Chicago, Milton Friedman. Las ideas económicas de Friedman, cuando comenzó su carrera en Chicago, no eran muy populares en los Estados Unidos, sin embargo, el interés en América Latina y el control que Estados Unidos ejercía en ella, era el perfecto lugar para probar las teorías económicas de Friedman.
Para ello, durante un par de años antes de la dictadura, Estados Unidos otorgaba becas a estudiantes economistas chilenos para estudiar con Friedman; es así como nacieron los Chicago Boys, el grupo de economistas educados en los fundamentos del neoliberalismo, los mercados libres y la expresión más extrema del capitalismo, sirvieron a Pinochet para modelar la nueva economía de Chile.
Los efectos inmediatos fueron devastadores, mas allá de la violencia, la tortura, las desapariciones y las violaciones de derechos humanos; la nueva economía llevo la inflación por los cielos, negando los alimentos más básicos a las poblaciones más pobres. Existen conmovedoras imágenes de estos momentos en el documental La Batalla de Chile de Patricio Guzmán, en el cual también se encuentran las famosas imágenes de la caída del Palacio de la Moneda con el presidente Allende dentro.
Sin embargo, después de movimientos sociales y protestas a través de las décadas, por la privatización de la educación, entre otras, en 2019, se iniciaron unas protestas importantes a raíz del aumento del transporte público en Santiago de Chile. Este sería el inicio de gran presiones para el presidente Sebastian Piñera y su gobierno, pero finalmente, el 25 de Octubre del 2020, el pueblo chileno pudo votar por una de sus más grandes demandas: el plebiscito por el cambio de la Constitución que Pinochet y los Chicago Boys crearon.
Los chilenos gritan “somos el laboratorio neoliberal del mundo”, lo cual es cierto; Naomi Klein, en su libro “La Doctrina del Shock”, nos habla de ello y como Chile fue el modelo para que Ronald Regan y Margaret Tatcher adoptaran el nuevo modelo neoliberal en sus países; esto incluye a Nueva Zelanda, por su puesto, con los grandes cambios a la economía que realizó el partido Labour en los años 80.
Poco más de un año después de que las manifestaciones masivas barrieron la nación, los chilenos votaron para eliminar el documento de la era de la dictadura y escribir uno nuevo, un proceso que podría transformar la política de un país que, durante mucho tiempo ha sido considerado como uno de los más importantes, estables y prósperos, en América Latina. Hoy Chile se ve como una estrella brillando en un mundo cada vez más polarizado, donde se le da más importancia a la empresa, la economía y la privatización que a las personas y sus necesidades más básicas.
Celebro a Chile hoy, en un triunfo arrazador con una mayoría del 78% del voto y espero que puedan consolidar una Constitución nueva que abarque a todos los chilenos. Esto también representa una oportunidad para celebrar y respetar los movimientos sociales en los demás países de America Latina, y con estos movimientos lograr que los procesos democráticos sean justos con todos quienes conforman nuestras sociedades. Hoy es un día de esperanza para los procesos democráticos y el pueblo chileno.