Después de 11 días de intensos disturbios en Chile, las manifestaciones de descontento contra el gobierno del presidente Piñera continúan con mayor intensidad, tanto en Chile como en diversas zonas del planeta, donde los chilenos que están fuera de su país sufren con la situación de sus familias y compatriotas.
Origen del conflicto
Aunque las protestas se desataron el pasado 18 de octubre por el incremento del 4% en la tarifa del Metro, el origen del problema se remonta al año 1975 cuando el dictador Augusto Pinochet implantó un sistema económico y social profundamente polarizado que somete a la mayor parte de la población chilena a vivir en condiciones muy precarias.
Si bien la renta per cápita de Chile es de 25.000 dólares al año, las desigualdades entre la población con alto poder adquisitivo y las familias de clase media o trabajadora son abismales y no se ven reflejadas en esas grandes cifras que se muestran al mundo pero que hacen parte de la cotidianidad de los chilenos, como fruto de un modelo económico neoliberal impuesto por el dictador.
El incremento en la tarifa del Metro es tan solo la gota que rebasó el vaso, teniendo en cuenta que el descontento de la población obedece a una serie de condiciones de iniquidad a la que han sido sometidos desde hace varias décadas; como las pensiones irrisorias para los ciudadanos que han trabajado toda su vida para mantener a su familia, actualmente se pagan los salarios más bajos de la historia de Chile, la sanidad está privatizada y el servicio para la clase trabajadora es bastante precario, persisten las altas tasas de desempleo y la educación es la más cara de América Latina, entre otros.
La educación es uno de los temas más sensibles para los chilenos, teniendo en cuenta que hay muchos jóvenes que ahora están endeudados con el Estado porque tuvieron que pedir créditos para poder hacer una carrera universitaria, que hoy en día supone un gasto mensual de 300 dólares.
Lenguaje de guerra
El desafortunado lenguaje de guerra emitido por el presidente Piñera, la salida de miles de militares a las calles con armas largas, la medida de toque de queda en varias ciudades de Chile y el decreto de Estado de Emergencia ha aumentado el caos, la violencia contra la población civil, los saqueos e incendios en supermercados como el Wallmart de Chilicura y las protestas de la población en general, con un saldo de más de 16 chilenos muertos a la fecha.
A pesar de que el presidente Piñera pidió perdón a los chilenos “por no haber podido ‘reconocer’ la magnitud de la crisis en su país” y anunciar “aumentos del 20% en las pensiones básicas solidarias y en el aporte solidario en el 2021 y 2022”, además de “un ingreso garantizado de 350.000 pesos mensuales para todos los trabajadores con jornada completa” y “aumento en los impuestos a las personas que ganan más de 8 millones de pesos mensuales” la crisis continúa y los sindicatos siguen firmes en paro general.
Las protestan continúan en Santiago, Valparaiso, Concepción, Coquimbo y otras poblaciones chilenas . Con tanques de guerra, carros que arrojan chorros de agua a la gente y gases lacrimógenos el gobierno intenta dispersar los manifestantes que protestan frente a la Casa de la Moneda y La Plaza Italia. Sin embargo, el 27 de octubre en la plaza Italia se realizó una marcha multitudinaria con miles de personas que salieron a las calles a manifestar su descontento con el actual gobierno. Ante las intensas protestas que cada día van creciendo en todo el país, el Gobierno toma medidas equivocadas que generan temor entre la población, quien se encuentra reviviendo los peores recuerdos de la represión en la época de la dictadura de Pinochet.
Según cifras de CIPER, “Desde el pasado domingo, el Ejército ha gastado más de $44 millones en distintos elementos para hacer frente a las jornadas de protestas que han sacudido al país” como 38.725 cartuchos explosivos antidisturbios y cartuchos de goma adquiridos en conjunto con la DPI y 60.000 abrazaderas o amarras plásticas para maniatar a detenidos. “Carabineros también ha incurrido en gastos imprevistos. Pero a diferencia de la PDI y del Ejército, estos han contemplado, hasta el momento, solamente productos alimenticios” , por un valor de $9.9 millones, destinados a distintas unidades policiales de Chile.
Por otro lado, cientos de videos grabados por ciudadanos chilenos y publicados en las redes sociales, ponen en evidencia los excesos de la fuerza policial, quienes en algunos casos han prendido fuego en las calles, con barricadas, en supermercados y hasta en bancos, aumentando el caos y la represión contra la población civil. Como las protestas no cesan y el riesgo de incremento de muertes crece a diario, según el diario La República “Los diputados de la oposición solicitaron en una carta a la expresidenta chilena Michelle Bachelet, Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, que envié observadores para constatar la situación que vive el país”. Los diputados denuncian en su solicitud que “la acción del Ejército ha incluido el uso de tanquetas fuertemente armadas para dispersar manifestaciones pacíficas y de soldados con fusiles para intimidar a los ciudadanos, con gran riesgo para su vida” .
Chilenos en Nueva Zelanda continúan en cacerolazo
Cientos de Chilenos se congregan a diario en la plaza Aotea Square, ubicada en el corazón mismo de la ciudad de Auckland, con el fin de lanzar un grito de protesta contra el gobierno del presidente Piñera, solicitar su renuncia desde el otro hemisferio del planeta y solidarizarse con sus familias y compatriotas que continúan la lucha en su país.
Sebastian Andrés Gajardo Burgos, profesor de educación física, entrenador de futbol y nacido en Santiago de Chile, se pronuncia desde Nueva Zelanda, en relación con la falta de apoyo al deporte y la educación; “En Chile la verdad es que mucho apoyo no hay para el deporte, los deportistas lamentablemente no se ven apoyados sino que tienen que andar haciendo rifas y pidiendo dinero para poder viajar a los campeonatos, entonces es una pena. Financié mi carrera con un crédito el cual voy a pagar prácticamente hasta los 50 años, para que la gente se entere y creo que no es justo, porque pagar esa cantidad de dinero prácticamente es un castigo para estar endeudado por el resto de tu vida y el día de mañana va ser mi hijo el que va tener que pagar, esto no puede continuar, ya llevamos más de 30 años en un tema de abuso en nuestro país y es algo que tiene cambiar si o si, no podemos seguir siendo violentados de esa manera”.
Christian Cuevas, 35 años, de Santiago de Chile, “Existe un descontento social, un descontento que yo siento hace muchos años, porque considero yo que el país tiene recursos, incluso la región de Latinoamérica los tiene pero la población no toca esos recursos, sino que se los llevan, se van a otras manos y la gente con poder se queda con esos recursos en todo ámbito, en educación, en salud, en lo social, la gente se ve quizá sobrepasada con todos estos temas (…) y que ante la subida del boleto del metro genera un descontento así gigante pero es algo que se venía venir, que en algún momento la olla explotara. Tengo sentimientos encontrados, me da mucha pena ver lo que está pasando en mi país, porque también las manifestaciones se salieron de las manos y veo mi país destruido y eso claramente me da pena, pero a la vez me siento esperanzado porque también veo a la población unida y a mucha gente manifestándose de manera pacífica. A mi familia y amigos les pido que se cuiden pero no bajen los brazos, que signa luchando. Estoy aquí en el cacerolazo en Nueva Zelanda para que sepan que aunque estemos lejos del país, estamos todos comprometidos con la misma causa”
Christian Castillo Prado, Ariqueño de 38 años que vive en Nueva Zelanda con su familia, también nos compartió su testimonio, “a la gente le hacía falta despertar, levantarse en contra de lo que está mal que es simplemente el abuso, al final la gente reventó no más (…) el problema es el abuso durante años, que la gente rica paga pocos impuestos, se manejan las cifras de inflación, se maneja el costo de vida de la gente más pobre, nunca logran surgir, sube un poco el sueldo pero sube mucho más el gasto, el costo de vida y nunca es suficiente. Escuché la última declaración que hizo el presidente en vivo por Radio Bio Bio y resulta que es solamente gestos cosméticos y no hay nada profundo, sobre todo lo que la gente está reclamando en este momento no hay ninguna solución, porque solamente con lo que ofreció le está dando más dinero a las AFP que es un modelo que la gente quiere eliminar, porque se aprovechan de ellos. Ofreció seguir mejorando cosas pero en el mismo sistema, y el sistema es el que en este momento está mal. Todo lo que ofreció es solamente un parche para intentar acallar la voz de la gente pero ningún cambio firme, es solamente seguir dándole dinero a las farmacias, van a inyectar más dinero a los servicios privados no al pueblo, el pueblo no está ganando, no están eliminando las AFP, entonces todas las medidas que dio son simplemente una farsa”.
“Estoy en el cacerolazo porque lamentablemente de lejos no podemos hacer más y tampoco nos podíamos quedar porque esto sabíamos que iba a pasar y no quiero tener a mi hijo viendo como los militares están en la calle disparando, en mi familia tengo familiares militares y familiares de izquierda y me duele verlos enfrentados porque no es así, no todos son iguales, ni el pueblo ni las fuerzas armadas. A mi familia y amigos les digo que se cuiden y se traten de escuchar ellos, que no pierdan el horizonte de que todos son chilenos, que no podemos mezclar que todos los militares son malos, todos los policías son malos, o a si mismo, que todos los manifestantes que están en la calle son ladrones o violentos, hay muchos que protestan de manera pacífica, hay muchos policías y militares que también ayudan, así como hay otros tantos que abusan de los dos bandos, entonces tomemos a la gente buena, juntemos a la gente buena y a los malos identifiquémoslos y separémoslos del grupo para que la gente se de cuenta, el público internacional y el local de que no hay partidos, de que no hay derecha o izquierda, acá es toda la gente que quiere que haya un cambio”.
Aunque el presidente Piñera solicito la renuncia a todo su gabinete de ministros, los ciudadanos chilenos continuan escépticos protestando en las calles, y los enfrentamientos de la policía con la sociedad civil cada día están mas críticos.