Los bosques nativos de Nueva Zelanda (ngahere en maorí) guardan muchos misterios. Algunos tan simples que quizás pasan desapercibidos. Los bosques de hayas, manuka y kānuka ubicados principalmente en la Isla Sur, tienen una gran diversidad biológica gracias a un insecto pequeño casi imperceptible al ojo humano…las cochinillas. En general asociamos a las cochinillas con plagas que amenazan a las plantas en nuestro jardín pero en los bosques nativos de Nueva Zelanda, cumplen una importante función.
En Nueva Zelanda existen nueve especies de cochinillas nativas. Una de estas especies llamada la cochinilla del hollín de las hayas (Ultracoelostoma assimile), tiene una manera muy peculiar de alimentarse: excava pequeños agujeros hasta llegar al floema de los árboles y absorbe gotitas de sabia vegetal azucarada. La cochinilla usa una pequeña parte de esa azúcar para sus funciones vitales y luego excreta el excedente en forma de filamentos azucarados.
Ahora lo interesante es que esos hilos de azúcar sirven de comida para un número increíble de pájaros (como el tui, kakaka etc.), insectos (cascarudos), lagartijas, murciélagos y hongos. Es una comida que está disponible todo el año, lo cual resulta una solución para los días fríos de invierno cuando no hay muchas flores disponibles. Estas gotitas de azúcar también sirven de comida para un hongo negruzco que crece en la corteza de los árboles, por eso reciben el nombre de la cochinilla del hollín. Este hongo sirve a su vez de comida para varias especies de insectos, lagartijas y pájaros que viven en el bosque.
Otro dato interesante es que las cochinillas aparentemente no dañan los árboles al extraer la sabia. Es más, científicos de Landcare Research, la Universidad de Auckland y Waikato están investigando esta interesante asociación que parece dar un beneficio a los arboles de hayas, manuka y kānuka.
Desgraciadamente, las cochinillas están en peligro de extinción y esto se debe en su mayoría a la introducción de las avispas. En 1945, en la importación de piezas de aviones se trajeron accidentalmente avispas alemanas a Nueva Zelanda desde el Reino Unido. Las avispas Alemanas encontraron condiciones favorables en Nueva Zelanda, eso y sumado a la falta de predadores naturales resultó en que las poblaciones de avispas Alemanas crecieran exponencialmente en unos pocos años a lo largo de las islas Norte y Sur. Las avispas comunes llegaron a fines de la década de 1970 y ahora han cubierto todo el país. Hoy en día, Nueva Zelanda tiene una de las densidades más altas de avispas Alemanas y comunes en el mundo.
Cochinillas del hollin en una haya y avispa alemana. Pelorus, Marlborough. Foto de: Siobhan Leachman
Las avispas (comunes y Alemanas) son adictas a las gotitas de azúcar de las cochinillas del hollín. A diferencia de los pájaros e insectos nativos que chupan el excedente del azúcar del trasero de las cochinillas, las avispas las estrujan para que produzcan más azúcar, lo hacen de tal manera que terminan matando a las cochinillas. El problema es que al hacer esto, dejan sin comida a los pájaros, insectos y animales que dependen de las cochinillas para sobrevivir en el invierno. En muchos bosques ahora se escucha más el zumbar de las avispas que el canto de los pájaros.
La asociación de las cochinillas con los árboles y los animales que dependen de ellas, son un ejemplo de un ecosistema que ha alcanzado un delicado equilibrio tras miles de años de evolución por selección natural. Desgraciadamente los bosques de Nueva Zelanda, al igual que muchos otros ecosistemas naturales, se enfrentan a crecientes presiones antropogénicas que ponen en peligro la integridad de los mismos y el rol vital que desempeñan.
Al ser Nueva Zelanda un país insular, las especies introducidas representan un problema muy serio y difícil de manejar; esto sumado al cambio climático, los pesticidas y la destrucción de hábitat ponen en peligro a los bosques nativos y los ecosistemas que se encuentran en ellos.
Que puedes hacer para ayudar?
• Cuídate de no traer frutas, verduras o alimentos perecederos a Nueva Zelanda. Si lo haces, decláralos; no solo te ahorras la multa sino también te aseguras que el agente de bioseguridad los revise y no tengan plagas o parásitos invasores.
• Sigue las normas indicadas por bioseguridad cuando ingresas al país (declara si has estado en una finca, haciendo treking etc).
• No uses pesticidas o herbicidas tóxicos en tu jardín, trata de usar alternativas naturales.
• Participa de voluntario en los eventos del Auckland Council o el Departamento de Conservación para la erradicación de plagas, cuidado de los parques, plantado de árboles… es una linda manera de hacer nuevos amigos!
• Apoya a los apicultores locales comprándoles miel o plantando flores para que las abejas tengan comida.
• Si te gustan las abejas puedes ir gratis a la escuela que opera en Victoria Park: https://www.fortheloveofbees.co.nz/bee-school