Lo estoy haciendo bien. Con todo y cuanto sé que me equivoco, que a veces no estoy lo suficiente para mí.
Sé que tengo que seguir trabajando en cuidarme más, en quererme más, en valorarme más. Pero lo estoy haciendo bien.
Sigo aprendiendo de mí cada día y tengo derecho a equivocarme y a cambiar de opinión.
Tengo derecho a decir hoy que sí y mañana que no.
Tengo derecho a sentirme mal por no sentirme mal.
Tengo derecho a llorar y a reír y a sentir placer.
Tengo derecho a querer estar sola sin tener que darle explicación a nadie.
Tengo derecho a hacer lo que quiera, mientras no dañe a los demás.
Tengo derecho a ser feliz y bailar y cantar.
Tengo 28 años y quiero vivir vibrando al máximo.
Porque me lo debo y me lo merezco.
Soy L y soy suficiente.
Esta fue una de las declaración hechas durante la pandemia por una de las valiente participantes de Escribamos Juntxs. La aplaudí en su momento y me emociona ahora.
Vivimos en culturas que nos recuerdan constantemente que no somos y no tenemos suficiente, en donde la exigencia a rendir y al éxito son las metas a las que debemos aspirar. Estamos continuamente con el miedo a la escases porque se nos ha dicho que el trabajo es la única fuente que nos puede dar lo que necesitamos, incluso cuando escribo esto para compartir pienso si será suficiente o que tendría que entregar más información, más detalle, más base psicológica o social. En fin, pensamientos en este estilo y otros que ustedes podrán rellenar con los que tengan.
Frases como las que les muestro a continuación se nos meten en la piel para castigarnos con la existencia:
- Haga lo que haga nunca seré suficiente
- Finalmente estarás solo o sola
- La vida es para sufrir
- Hay que esforzarse para lograr lo que quieres
- Si no te sacrificas no llegaras al reino de los cielos
- Debes sostenerlos a todos
- Hay que ser responsable
- Primero las obligaciones y luego el placer
- Hay que ahorrar para la vejez
Te invito hoy a desafiar todas estas y darle una mirada a lo que tienes, a lo que necesitas, a lo que no necesitas y respirar. Esto de mirar lo que tenemos es un acto de aseo espiritual.
Cuando hagas tu recorrido de lo que tienes, mira a tu familia, tu entorno, tu educación, tu salud, tus relaciones, tus tesoros, tus juguetes, tu trabajo, etc.
¡Regálate el tiempo de realmente mirar!
Y después que lo hagas, deja lo esencial, lo que te importa, lo que te mueve, lo que te llena, lo que te hace feliz; el resto déjalo ir, suéltalo, entiérralo, quémalo, sale de ese lugar y llévate lo suficiente para continuar.
El declarar la suficiencia es un acto de libertad, aceptación y cuidado con nosotros mismos.
Sin embargo es temporal, ya que nuestra creatividad y curiosidad nos llevara a incursionar en nuevos desafíos que traerán exigencia impulsadas por la endorfina, serotonina, dopamina y otras que impulsaran al cuerpo hacia delante, hacia el trabajo en flow y un éxtasis que nos hará sentir que ahí es donde queremos estar.
Es acá cuando la reflexion de la suficiencia se hace importante, volver a las preguntas ¿Es esto lo que quiero? ¿Es esto suficiente? ¿Hasta donde quiero llegar?
Te invito a mirar tu ser suficiente, tu hacer suficiente. Te deseo un lindo reencuentro con tu ser mas liviano.