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“Asesinos sin rostro” de Henning Mankell

Sandra Tamez Gómez

Han asesinado a una pareja de ancianos en una granja de Lenarp. Quien les asesinó ha tenido el tiempo suficiente para alimentar a los caballos después de torturar hasta la muerte al esposo y dejar a la mujer con apenas aliento para murmurar “extranjero”.  Kurt Wallander atraviesa por una crisis personal que lo tiene al borde del alcoholismo, ganando peso y con unas desastrosas relaciones familiares. Es el detective asignado para la investigación de este asesinato, lo que lo lleva a enfrentarse a una comunidad con grandes prejuicios raciales dentro de una investigación que le lleva paso a paso a conclusiones en donde al final, el crimen solo es el pretexto para descubrir que, como siempre, no todo es lo que parece. 

Henning Mankell fue un novelista sueco que hace algunos años trajo de regreso la novela negra logrando convertirla en un género que ahora muchos autores nuevos persiguen, aunque no todos logran llegar a la maestría en la redacción y coherencia como lo hizo el mismo Mankell, donde la profundidad de los casos es tan importante como la profundidad del personaje. Usando de pretexto la investigación nos adentra, no solamente en la historia policiaca, que es lo que nos ha llevado a leerle, sino que también nos adentramos a una sociedad que de pronto nos parece tan lejana y quizás hasta idílica, y es cuando nos encontramos con que también tienen problemas socioculturales y económicos que afectan no solo a la investigación sino también al personaje principal.  

Con “Asesinos sin rostro” se abre la serie del detective Wallander. En este primer libro vamos conociendo a una persona que no solo está encargada de resolver un crimen atroz sino que además tiene problemas personales y así se nos antoja más cercano. Wallander se ha separado de su esposa, su hija prefiere no tener contacto con él y su padre está comenzando a mostrar síntomas de Alzheimer, esto ya es suficiente para sentir más cercano a un personaje a quien con el paso de los libros le vamos tomando un cariño especial y entendiendo más a fondo el por qué de sus motivaciones tanto personales como laborales. Porque recordemos que está ahí resolviendo un crimen que tal como mencioné antes, se desarrolla en una sociedad que al verla de lejos se nos antoja ideal y sin problemas, y es cuando nos damos cuenta que lo que tanto tenemos considerado como ideal termina dejando también daños reflejados en individuos que se vuelven solitarios, en donde la frustración y el aislamiento que provocan los largos e intensos inviernos, se ve reflejada en su forma de interrelacionarse, y en este sentimiento de soledad que producen las distancias tan grandes que existen no solo entre casa y casa sino entre las mismas personas.

En esta novela Mankell logra, no solo que sigas paso a paso la resolución del caso, sino también que este frío intenso que sabemos existe en los países nórdicos atraviese las páginas de la novela, llegando un punto en que te has metido tanto en la trama y el paisaje que estoy segura te quedarás con imágenes y sensaciones como si hubieras estado ahí en verdad.  

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