No hay nada más encantador para alguien que ama los libros que un libro con protagonistas que también son amantes de los libros.
Esta es una obra en donde las autoras Mary Ann Shaffer y su sobrina Annie Barrows, nos muestran cómo la vida puede cambiar drásticamente en solo el transcurso de un año. Todo nos es contado de forma epistolar, lo que la vuelve una historia no solo interesante sino muy fácil de leer.
Juliet, nuestra protagonista, es escritora para la editorial Stephens & Stark, Ltd., y en enero de 1946 envía esa primer carta, a su amigo Sidney, dueño de dicha editorial y ese es el pretexto para adentrarnos en la situación de un Londres de post-guerra. Ella se encuentra en la típica situación de bloqueo de escritor y el azar la lleva a comenzar comunicación, también vía carta, con varios habitantes de una isla inglesa llamada Guernsey, donde por causa de la invasión alemana y llevados por la complicación del momento, terminan creando una sociedad literaria cuya urgencia les orilla a adquirir todos los libros que les es posible y así poder justificar su presencia en las calles después del toque de queda en un tiempo de guerra.
En el transcurso de esta comunicación epistolar va surgiendo una amistad entrañable y con ella la curiosidad por conocerse, tanto en los habitantes de la isla como en la misma Juliet. Así, estas cartas terminan siendo el vehículo que las autoras usan para adentrarnos en este viaje de Londres a Guernsey para volvernos testigos de todas las historias vividas por los habitantes de esta isla con una Juliet que sigue siendo el centro de interés. Y aunque nos muestran también el lado bondadoso que la guerra también tuvo en los mismos personajes que se consideraban enemigos, no nos engaña negando la crueldad que existe en la guerra pues nos es mostrada en las anécdotas vividas por cada uno de los habitantes de esta isla, recordándonos de este modo la existencia de todos esos parajes que dentro de los libros de historia de la escuela no se mencionan y sin embargo existieron y sufrieron todo esto que a veces nos cuesta trabajo imaginar.
Por supuesto este no es un libro de guerra, este es un libro que nos cuenta la historia de los habitantes de la isla y de una mujer que, como muchas de esa época, tiene su propio criterio y su propias ganas de ser ella misma y si, en donde no puede faltar la presencia de un hombre que, tal como fue en esa época, está acostumbrado a que se haga lo que él dice pues espera salvar a la “chica en apuros”. Y así, sin alardes de feminismo se habla de los deseos de una mujer y el cambio de vida que le provoca el convivir con gente que ha padecido situaciones extremas.
Mientras lees este libro, estoy segura de que te encontrarás al menos una vez en alguno de los miembros de “La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey” cuando revivas en su sorpresa la experiencia de descubrir vidas y autores que, en su caso, no hubieran conocido si no hubieran sido forzados por la circunstancias.
Y si aún no has encontrado tu gusto en las letras, te invito a ser destinatario de estas cartas que te transmitirán la realidad sobre cómo un libro te puede acercar a personas que en otras circunstancias no te habrías acercado y además te puede resultar el mejor refugio ante los recuerdos de situaciones a veces extremas.