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El fútbol, una herramienta sociocultural

Corresponsal en Indonesia.

Muchas veces se piensa que el fútbol es solo un juego, 22 personas corriendo tras una pelota, pero no es solo eso. Claro está que mueve pasiones, más en la región latinoamericana y que gracias a su popularidad se convierte en una herramienta para conocer el mundo, la cultura, establecer relaciones y círculos de contención. En este caso jóvenes de distintas nacionalidades se unen para dar forma al torneo más importante de la categoría masculina Sub 17. Algunos con esta oportunidad hacen su primer viaje internacional, el primero lejos de casa, otros ya vienen participando de torneos que los hacen conocer el mundo.

No es solo competir, es que scoutings de todo el mundo puedan verte jugar, es soñar con un futuro viviendo de lo que amas hacer, es intercambiar la pelota y mirar a los pares. Y por supuesto, también es probar nuevos sabores, ver formas de vida diferentes, conocer lugares y aprender de otros.

En ese intercambio también están las familias, muchas veces las de sangre que tienen la oportunidad de acompañar a los jóvenes jugadores y muchas otras los cuerpos técnicos y amigos que se transforman en familia con el pasar de los años. Lo cierto es que de compartir se trata y muchas veces los hijos les regalan a los padres el sueño de verlos jugar con la camiseta de su país y cantar el himno orgullosos. Desde arriba de las tribunas miran expectantes con el anhelo y la ilusión de que todo salga de la mejor manera para su retoño que les hace inflar el pecho de emoción.

En este caso el Mundial FIFA Sub17 hace que 22 países se unan en un mismo evento; en la Isla de Java, Indonesia, con sedes en Bandung, Jakarta, Surabaya y Surakarta. Los locales, siempre atentos y curiosos por lo desconocido, reciben al mundo entero con completa alegría y hospitalidad. Y si bien no es un país de tradición futbolera, comparten el evento con los visitantes, lucen camisetas de otras nacionalidades y se toman fotos.

Conocer un evento de esta magnitud tiene muchas aristas, por eso la búsqueda recorrió el continente y encontró diferentes perspectivas.

El primo de Valente Pierani, uno de los jugadores de Argentina, comentó: “el viaje fue muy largo por suerte pudimos dormir un poco. Indonesia es distinto a lo que esperábamos, tiene sus cosas buenas y malas” y la mamá del jugador agregó que siente “mucha emoción, es un sueño cumplido, venimos desde lejos. Arrancamos 32 horas de avión y estamos felices de estar acá, esperando llegar hasta el final”.

Los jóvenes necesitan de cuerpos técnicos presentes, que contengan y aconsejen. Ricardo Valiño, entrenador de Venezuela, comentó que cada partido es una historia diferente y que su selección está en un proceso, en formación y tiene proyección. Gonzalo Segares, cabeza de equipo de Estados Unidos pero nacido en Costa Rica también hizo un balance sobre el proceso formativo: “la verdad que enseñar el trabajo que estamos haciendo desde las ligas menores, con un plan, siguiendo nuestros valores, dando tiempo y oportunidades a nuestros jóvenes es muy bueno. Para eso estamos acá, para aprender, para enfrentar a los mejores equipos en el mundo y para que sigamos mejorando”.

Y por último, los protagonistas, el mensaje de los jugadores representado por las palabras de Francisco Valenzuela integrante de la Selección de México: “esta es una experiencia muy buena que va a marcar mucho mi vida a pesar de los resultados, pero de todo se aprende y siento que de este viaje vamos a aprender mucho, mi equipo y yo”.

Indonesia muchas veces suele ser un destino que no muchas personas deciden visitar, sobre todo por la lejanía y los costos desde Latinoamérica. Entonces, que el país sea sede de un evento como este significa una gran oportunidad para locales y visitantes para intercambiar y conocer.

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