Clay Ridell es un escritor de cómics que después de un tiempo de fracasos está regresando de una exitosa entrevista de trabajo. Mientras espera para comprar un helado en un parque pensando en cómo este nuevo trabajo le ayudará a reconciliarse con su esposa y en la alegría que le causará a su hijo, varias personas a su alrededor que están usando su teléfono móvil se empiezan a comportar de forma irracional provocando el choque entre autos y atacándose entre si. Rodeado por este caos y sin saber bien cómo ha logrado escabullirse se encuentra con Thomas McCourt a quien en medio de la huida le salva la vida y entonces deciden escapar juntos en una lucha frenética por mantenerse vivos. Y esto es apenas el principio de la novela.
Stephen King nació en Maine en 1947 y todos le asociamos con historias de terror y en este libro entra en un terreno que se le conoce poco, el de los zombis. Eso si, no pierde esa base tan característica donde los sucesos paranormales dan origen a conductas extrañas. Es también claro y conocido que quiso rendir un homenaje a este género de terror pues hay referencias en la misma novela a Richard Matheson, autor de “Soy leyenda” y a George A. Romero, director de “La noche de los muertos vivientes”.
En el camino de huida Clay y Tom encuentran a más supervivientes, como Alice Maxwell, una chica de quince años con una fortaleza interior que va demostrando en el transcurso de las páginas. Mientras escapan descubren que la locura que experimentan las personas se debe a una fuerza a la que comienzan a llamar “el pulso” que es transmitida si, a través de la frecuencia del teléfono celular.
En este camino de escape, se cruzan con la Academia Gaiten donde conocen a un señor mayor llamado Charles Ardai, el director del colegio y a su estudiante Jordan, un chico de 12 años que le profesa mucho respeto y cariño. Es aquí donde advierten que los contagiados se comportan como las aves, con movimientos organizados (dentro de todo lo desorganizados que pudieran parecer) y mostrando conciencia colectiva.
Así Clay, motivado por la preocupación que le provoca el no saber nada de su hijo, con quien tiene una estrecha relación, decide seguir por su cuenta aunque pronto verá que no será tan fácil continuar sin tener que enfrentar al rebaño y a su portavoz que ya se ha comenzado a comunicar con los que todavía no han sido convertidos.
Es una novela entretenida aunque no sería una de mis favoritas de King. Por lo general las bases para la paranormalidad que hay en sus libros está bien cimentada y no le encuentro fallos sin embargo aquí pareciera que hasta a él le cuesta explicar la lógica de todo pues se basa en conceptos informáticos relacionados con la telefonía móvil que no terminan de ser convincentes. Eso sí, deja en claro la crítica que ha hecho por muchos años a la excesiva dependencia que existe entre humano/tecnología.
El final es abierto y hay a quienes esto les causa conflicto sin embargo con la temática que trata el libro me parece difícil que pudiera haber dado un final que convenciera a todos los lectores.