La mujer perfecta

Andrea Gerstenmaier

Ella había estudiado abogacía en la Universidad de Cambdridge, y se graduó con el mejor promedio.

Ella hablaba 4 idiomas a la perfección; Ingles, Francés, Español e Italiano.

Ella había montado su propia empresa de fábrica de trajes de baño, cuando tenía 28 años.

Ella viajo por todos los continentes. Visito África, América … de norte a sur, Asia, Oceanía y fue a Europa más de 5 veces.

A su familia, amigos y conocidos les resultaba raro no pensar en Isabel como la mujer “perfecta”

Fue en el verano del año 2000, cuando un amigo de la familia que justo estaba veraneando en el mismo lugar, le preguntó; “¿Cómo puede ser que alguien como tú no este en pareja con nadie?

Un tanto confundida, respondió con otra pregunta; ¿A que te refieres con “alguien como yo”?

Su amigo desplegó una lista de palabras pomposas sobre sus logros, viajes, idiomas, estudio, belleza y demás.

A lo cual, se rió, tomó un trago de su margarita, lo miró, suspiró y dijo; ‘Ese es el modelo que se vendió durante mucho tiempo, el de una mujer “perfecta” porque posee todos los “accesorios” que mencionas. Sin embargo, la mujer perfecta es aquella que mediante una ley introdujo el voto femenino, o aquellas que comenzaron a meterse en un laboratorio desafiando al machismo de la época y aportando descubrimientos únicos, o aquella que en su hogar dio de comer a miles de personas con hambre y enfermedades, o la que lucha en un comité de presidentes hombres por tener la misma voz que ellos, o quizás fueron las 3 afroamericanas que a través de resolver ecuaciones matemáticas de alta complejidad pudieron lanzar cohetes al espacio”

“Aunque quizás eso te lleve a decirme; Si, me estas hablando de celebridades. También me lo han dicho. La mujer perfecta se acuesta a las 5 am porque amamantó a su hijo durante la noche y se despierta a las 6 am para recibir a la niñera e ir, con tacos y pollera entubada, a tomar decisiones en la empresa que trabaja y en la cual tiene mas de 20 personas a cargo. La mujer perfecta se toma el tiempo para sorprender a su pareja, para hacerlo sentir amado y mantener la llama, mientras cocina un pollo y acuesta a sus hijos, la mujer perfecta también tiene canas, estrías, celulitis, pancita de vaya a saber uno cuántos helados y panes con manteca. La mujer perfecta se sabe con muchas imperfecciones, pero se sabe real, vive con intensidad cada día, da lo mejor de si y conoce tanto de desamores como de amores; y sigue en pie, con la frente en alto y un poco de labial.

La mujer perfecta somos todas, desde la señora que cocina una rica sopa a su esposo que tiene alzheimer, a la que es madre, a la que es empresaria y todos piensan que por eso no elige tener una vida con sus hijos, y la juzgan, pero ella sigue. Desde las refugiadas que construyen su presente desde las cenizas, habiendo pasado todas las penurias que un ser humano puede pasar, pero ahí están; fabricando cestas artesanales para poder sustentarse. O quizás es aquella que de día trabaja limpiando casas y de noche es trabajadora sexual; todo por mantener a su familia. O quizás sea aquella, que medita, y hace yoga, y se hizo vegetariana y se pregunta por la vida y cómo ser mejor persona cada día. O quizás sea ella, que hace poco corto con una relación tóxica y manipuladora en donde el hombre no iba a tomar la decisión o aquella que llora al ver El Rey León por quinta vez”

“Y, ahora, a sabiendas de que esa es la mujer perfecta que estás buscando, y no a mí, también hay que mencionar que esta mujer perfecta no necesita de nadie más que del valor y amor que se tiene a si misma cada mañana al levantarse y mirarse al espejo”

“Te va a ser fácil encontrarla, hay muchas, y s cerca de lo que piensas.

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