El pasado viernes 18 de octubre se convirtió en el viernes negro para el Gobierno de Chile liderado por Sebastián Piñera. Tras una semana de protestas contra la subida del precio del billete de Metro, con concentraciones en numerosas estaciones y llamados a la evasión masiva del pago, por la tarde la empresa Metro procedió al cierre de toda la red. El tránsito de la ciudad colapsó, grandes atascos, aumentaron las protestas y se produjeron destrozos en estaciones y mobiliario público, así como el incendio de algunos edificios. Por la noche, el presidente decretó el Estado de Emergencia en la Región Metropolitana, lo que supuso la toma del mando de la ciudad por parte del Ejército que se desplegó por la ciudad, hecho que no ocurría desde tiempos de la dictadura de Pinochet.
El sábado, el Presidente Piñera anunció la retirada de la subida y el General al mando, Javier Iturriaga, decretó toque de queda, pero las protestas ya se habían extendido por todo Chile, junto con disturbios, saqueos e incendio de supermercados. Esto obligó a decretar el Estado de excepción en ciudades como Valparaíso, Concepción, luego en Coquimbo, Rancagua, La Serena, Temuco, Antofagasta y Valdivia. Tras tres jornadas de altercados se contabilizan una quincena de muertos, principalmente en los incendios provocados en los saqueos, así como cientos de detenidos y heridos por disparos.
La campaña #EvasiónMetro, el origen de las protestas
El pasado 6 de octubre se aprobó una subida del 4% en la tarifa del Metro en Santiago, cuya cuantía es una de la más elevada de toda Latinoamérica, lo que generó malestar en la sociedad, tras las reciente subida de servicios como la electricidad. Los estudiantes de escuelas mas emblemáticas del país, que llevaban meses movilizados en protesta por el deterioro de sus establecimientos, comenzaron una campaña de evasión masiva del pago de Metro en una de sus estaciones. La movilización fue en aumento ante la postura del Gobierno y para el viernes 18 de octubre se convocaron, a través de redes sociales, movilizaciones en numerosas estaciones de Metro.
Se movilizó un importante contingente de Carabineros (policías) y se produjeron enfrentamientos y disturbios con los manifestantes. Esto provocó que Metro optara por el cierre, primero parcial y después total, de la actividad de la red de Metro, lo que generó una situación de caos en el tráfico. El Gobierno de Chile anunció que mantendría la tarifa y amenazaron con aplicar la ley de seguridad para restablecer el orden público ante lo que consideraban actos de delincuencia. Las protestas continuaron por la noche con caceroladas, barricadas y ataques incendiarios a varias estaciones de Metro. El presidente Piñera decretó Estado de Emergencia y las Fuerzas Armadas tomaron el mando de la situación y desplegaron sus efectivos por la ciudad, lo que provocó el recuerdo de escenas de la dictadura.
Chile Despierta
La declaración del Estado de Emergencia la noche del viernes no sirvió para paralizar las protestas. Estas aumentaron y se transformaron en un estallido social que refleja el descontento de la sociedad chilena por los sueldos miserables, pensiones indignas, salud y educación de mala calidad, endeudamiento y delincuencia. Las protestas del metro eran una muestra más de abuso, la punta del iceberg, la gota que colmó el vaso. El sábado el Presidente Piñera anunció la paralización del alza del Metro, pero ya era tarde y las protestas no se detuvieron. Los mandos militares decretaron toque de queda en Santiago, Valparaíso y Concepción, prohibiendo el tránsito durante la noche. El aeropuerto colapsó al restringirse el libre tránsito y se produjeron numerosos enfrentamientos con manifestantes, heridos, saqueos, incendios y los primeros muertos. El domingo, el Presidente Piñera declaró que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite” y decretó el Estado de Emergencia en otras cuatro regiones.
Malestar con la gestion de Sebastián Piñera
La gestión de esta crisis por parte del Presidente y su gabinete ha sido muy cuestionada, y hay quienes opinan que las medidas tomadas sólo han servido para empeorar la situación. Declaraciones de Ministros aconsejando madrugar más para evitar tarifa de hora punta, o comprar flores porque bajaron de precio demostraron la desconexión del Gobierno con las demandas sociales, y su preferencia por el uso de la represión policial y la criminalización de la protesta en lugar de generar propuestas y espacios de diálogo. Sebastián Piñera, que llegó al Gobierno con la promesa de “Tiempos mejores” se ha mostrado como un presidente sin capacidad para gestionar esta crisis, que mezcla los intereses generales con sus negocios privados y que además eludió durante décadas el pago de impuestos por una de sus propiedades. La decisión de militarizar el conflicto, en un país que sufrió una cruenta dictadura, ha generado una ola de indignación en el país que ahora pide su renuncia.
Desigualdad, Desconfianza, Desolación
Detrás de los buenos datos de la economía y la estabilidad institucional, Chile esconde uno de los mayores índices de desigualdad y un sistema que condena a la precariedad a una elevado sector de la población. Durante la última década se han producido movilizaciones masivas por la educación, el sistema de pensiones, la aprobación de una nueva Constitución. Sin embargo, estas demandas no han tenido respuesta y las promesas de los distintos gobiernos han generado decepción y desconfianza ante las instituciones, a lo que se ha sumado indignación por los casos de corrupción en Carabineros, Ejército y las leves penas por los delitos cometidos por empresarios de la élite. Ante el estallido y las muestras de descontento social numerosas organizaciones sociales y políticos proponen un nuevo pacto social en el que se retomen las demandas sociales que durante décadas no han sido escuchadas, así como avanzar hacia una nueva Constitución que derogue la que instaló Pinochet, pues muchas de las bases estructurales de la desigualdad se relacionan con este marco jurídico.
Hoy día, el Gobierno mantiene el estado de excepción y sitúa la crisis como un problema de orden público causado por violentistas y delincuentes, y no anuncia medidas concretas más allá de la paralización de la subida de la tarifa del Metro. Por su parte, los canales de televisión, con coberturas que han sido criticadas por su sensacionalismo, centran su cobertura en los casos de saqueos y las filas de personas que esperan la reapertura de supermercados y la vuelta a la normalidad. La red de Metro tardará semanas en volver a operar con normalidad pero Chile ya no volverá a ser lo mismo después de este episodio, que marca un punto de inflexión y muestra las profundas fisuras en lo que parecía un oasis.
Robert Reid, presidente de First Union, la unión de trabajadores mas importante de Nueva Zelanda se pronuncia en un video oficial sobre los sucesos en Chile:
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Fuentes: Cuarto Poder | AKWA Media | El País | CNN | La Nacion | BBC Noticias |